martes, 25 de marzo de 2014

Mi visión personal de 300: El Origen de un Imperio

Bueno, este blog iba camino de convertirse en una “one hit band” de culto pero se ve que me queréis (el amor es ciego) y más de uno y de dos me habéis pedido que vuelva a escribir; así que aquí lo tenéis.  No sabía muy bien sobre qué escribir, así que haber visto ‘300: El origen de un imperio’ ha sido para mí la mejor de las inspiraciones. No, no voy a ponerme a hacer abdominales hasta quedarme como Leónidas (ya os gustaría bonicos), pero voy a escribir una crítica sobre la película, por darle continuidad a esto. La verdad es que podría hacer una de esas críticas reshulonas que hablan sobre la dirección, fotografía, banda sonora, los actores y tal, pero no. La verdad es que hasta que no me paguen no me da la gana ponerme serio, así que voy a desvariar un poco sobre la película.
El argumento es sencillo: Jerjes es un emperador que con aires de grandeza al que se le va la cabeza y quiere invadir Grecia. Grecia no se deja y se arma el pifostio. Hasta aquí todo normal, bastante rutinario. Quedan a medio camino y empiezan a pegarse, y aquí es donde empiezan a pasar cosas raras. Resulta que los abdominales y pectorales de los griegos deben de estar hechos de algo extraño, una especie de aleación entre a base de adamantium y cojones de Felipe Reyes. Deduzco esto porque resulta que a los griegos les clavan 5 o 6 flechas, les pegan espadazos y hachazos a lo loco y siguen ahí, gritando, corriendo y matando persas como locos. Los pobres persas, en cambio, a veces se mueren si les miran mal desde lejos (que se jodan, ¿cómo se les ocurre ser los malos?). El más top de los griegos es Temístocles, un general ateniense de estos que es capaz de presentarse solo en la batalla y cepillarse a medio ejército persa él solo. Su antagonista es Artemisia, una griega que se va con los persas, la mala.
Abro párrafo nuevo, porque Artemisia bien lo merece y es que joder, qué buena está la mala… La actriz Eva Green, muy TOP. Además de estar bastante buena es una chunga, de esas que tienen mala hostia y el que diga que eso no mola, miente. De todas formas, hay una escena en la que Artemisia y Temístocles quedan para discutir y entre amenazas de muerte acaban haciéndolo a lo bestia. Bueno, yo precisamente no soy de esos que le ponen pegas a hacerlo donde sea y como sea, pero chico, si me dicen que quieren matarme y cargarse a todo mi pueblo entre terribles sufrimientos igual, y solo igual, no funciono.
El caso, que la peli es bastante más deficiente que la primera, con más diálogo y una historia de amor ñoña que sobra. Lo más positivo es que se ven CUATRO tetas, es decir, el doble que en la primera. La historia ya no resulta tan original de todas maneras, y los actores son menos carismáticos que los de la primera y pierde bastante el tono de peliculón épico de la anterior entrega. Tiene cierto toque motivador entre las hostias y los discursos, de hecho, daban ganas de adelantar el partido del domingo y salir al campo a pecho descubierto a dar hostias, pero no lo compensa del todo. Me alegro en cierto sentido de que nadie haya querido llevarme al cine a verla porque no sé si merece la pena pagar 8 euros por verla, aunque me hubiera encantado contarle a alguien los chistes y gracietas que se me ocurrían durante la peli. Lástima, me jodo por ser un triste solterón.

El caso, no me hagáis ni puto caso porque mi opinión no vale de nada si vosotros no veis la peli por vosotros mismo, así que pilladla en internet o id al cine o lo que queráis, pero vedla y opinad, que para eso están las pelis, para echar el rato con ellas. Espero que con esta segunda entrega de mi propia terapia aguantéis otra larga temporada sin saber de ella y que sigáis disfrutándolo y pidiéndome más, que me hacéis sentir muy bien jaja. Sed buenos bonicos.
yo así no soy capaz de hacerlo, llamadme raro...